25/01/22
Querido dinero,
Te escribo esta carta para hacer las paces. Sé que siempre has estado presente, que nunca has faltado, que ahí has estado cuando te he necesitado. He sido muy reacio a que llegues en abundancia. Yo me he encargado de limitarte en mi vida.
Quiero que sepas, que este rechazo simplemente era miedo. Ya entendí que es un miedo sin sentido. Que a eso a lo que le tengo miedo que pase cuando llegues en abundancia, es algo que nunca va a pasar. Ya no soy la misma persona. He cambiado. Con deseos y anhelos muy distintos.
He comenzado, por fin, a realizar mi sueño. Para lograrlo, te necesito. Eres la pieza que hace falta para que Las Grandes Alamedas, mis fotos, mi relación con Alejandra, mis papás y conmigo mismo, pasen a otro nivel.
Estoy seguro que tu llegada será de gran ayuda para comenzar a sanar la relación con mi mamá. Así le quitaré un peso de encima. La puedo ayudar en su propio proceso personal, teniendo independencia económica. A mi papá también le quitaré un peso de encima. A Alejandra, le quitaré también presiones que seguro la ayudarán en su proceso de sanación personal.
Te invito a hacer parte de esta nueva etapa que comienza en mi vida. Eres el miembro que hace falta en este proceso.
Contigo puedo ayudar a los otros. Los talleres se pueden desarrollar. Pero más importante aun, ayudaríamos en el proceso de sanación de mi mamá y de Alejandra. Avanzando, durante esto, en mi propio proceso de sanación personal.
Ya he podido experimentar lo que hace tu ausencia/presencia, lo he visto en extremos. Pero no puedo seguir perdiendo mi tranquilidad cuando no estás en mi vida. Esto comenzará a traer muchos problemas.
Habiendo hecho este análisis, la balanza está completamente hacia el tener una vida llena de abundancia. Una vida en la que tu hagas parte, en abundancia. Será muy diferente a la última vez, estoy conectado conmigo mismo, sé lo que quiero. Y lo mejor de todo, es que teniendo esta abundancia, podré llevar abundancia a otros y compartirla. Tiempo, amor, oportunidades, dinero, paz, tranquilidad, conocimiento, sabiduría. Muchas cosas por compartir. Llevar un poco de luz a donde más la necesitan. Empezar por mi familia.
Te espero con los brazos abiertos para que comencemos. Entre más rápido, mejor. Hay mucho por hacer.
El siguiente año, el comienzo de año, fue completamente diferente. El 2023 lo comencé completamente desesperanzado. Derrotado. Dispuesto a abandonar todo por lo que había estado trabajando los últimos diez años. Tenía un bebé de tres meses, y al parecer, el señor dinero, no había recibido mi carta. No podía esperar más. Completamente derrotado, abatido, resignado, hice mi hoja de vida.
La confianza, la seguridad y la firmeza determinara la facilidad y la fluidez del camino. Lo acabas de ver. Lo que viviste con las rocas. Comenzaste con confianza, seguro, fluyendo, dejándote llevar. Guiándote, viendo, entendiendo el entorno y adaptándote a él. Hazlo en la vida, confía, fluye.
Tomaste una desviación. Tú desviación. Esa que necesitabas para ver la vida de una manera diferente. Un camino más difícil que el común y corriente, si. Pero siempre tuviste el camino tradicional a la vista. Aunque lo dejaste, tienes más herramientas para recorrerlo. Ya viste cómo otros lo recorren. Lo viste desde otro punto. Tienes otra perspectiva. Lo que viste y aprendiste en el desvío y todo lo que adquiriste, te ayudará a volver al camino. Procesarlo y seguir andando.
Te cuesta volver. Sabes que cada vez estás más cerca, que estás encaminado, pero te cuesta volver. Estuviste mucho tiempo lejos. Andando por donde quisiste, como quisiste, cuando quisiste. Claro que te cuesta volver. Simplemente sigue tus instintos. No estas perdido. Estabas más lejos de lo que pensabas. Te desviaste más de lo que creías. Y aunque siempre estuvo a la vista, tu cada vez estabas más lejos. Tienes que experimentarlo, vivirlo, recorrerlo igual. No es el mismo recorrido, pero si la misma disposición a explorar. Este es el camino en el que comienzas a afianzar esas enseñanzas que tuviste. De interiorizar todo una vez llegues al camino. Sabes dónde está. ¡Sigue!
Estando en este estado de derrota, con efímeros momentos de esperanza, me propusieron dar clases de fotografía en una fundación en Ciudad Bolívar. Estuve yendo al paraíso, todos los lunes durante ese año.